Un nuevo documento CONFIDENCIAL llegó a nuestro poder hace escasas semanas. Se trata de un anexo a un informe interno del Ejército del Aire, en el que se detallan todas las solicitudes oficiales de información OVNI a nuestro Ministerio de Defensa, y lo que es más interesante, las respuestas que se dio a todos y cada una de ellas. Un auténtico “Quien es quien” de la documentación OVNI, que incluye al Rey de España.
Llegué al Estado Mayor del Ejército del Aire, aquella mañana de principios de 1991, sin tener muy claro lo que iba a hacer. Anteriormente había escrito al Ministerio de Defensa español interesándome, como tantos otros investigadores del fenómeno, por la información OVNI custodiada por nuestros militares, en relación a casos concretos, pero no había conseguido nada.
En realidad, mi primera solicitud de información oficial estaba relacionada con una serie de apariciones de uno o varios humanoides en el barrio de Penamoa (La Coruña), en 1987, y los fenómenos OVNI asociados a esos incidentes. Pero Defensa se sacudió el muerto de encima obligándonos a utilizar otros caminos para acceder a los testimonios oficiales. La peregrina idea de ingresar en un grupo de paracaidistas, compartiendo rotaciones de salto con funcionarios del Ejercito del Aire o de los servicios de información, surgió ahí.
Y con mi licencia de la FENDA y mis credenciales como paracaidista recién estrenados me encaminé a las instalaciones centrales del Ejército del Aire, en la madrileña plaza de Moncloa, con la intención de ingresar en los grupos de salto del aeropuerto de Cuatro Vientos (equipos fundamentalmente militares pero que admiten a paracaidistas civiles) con la esperanza de iniciar un acercamiento a esa ansiada documentación oficial que todavía no había sido desclasificada. Hasta ese momento solo unos pocos privilegiados conocían el contenido del archivo OVNI del Ejército del Aire español, y cuales eran los expedientes que Defensa pretendía desclasificar. Pero nunca se había publicado esa información. Y no se publicaría hasta después de esa mañana…
Paulo Coelho dice que, en ocasiones, el universo conspira en tu favor, y aquella mañana me tocó a mi. No se si fueron mis gestiones previas, la alusión a mis compañeros de salto (varios de ellos militares) en el paraclub, la condición de paisano del Teniente que me facilitó la documentación, o simplemente un golpe de suerte, pero lo cierto es que tras aquella primera visita al Estado Mayor, supuestamente para ingresar en las rotaciones de salto de Cuatro Vientos, conseguí un dossier de documentos totalmente inéditos. Entre ellos el listado de los expedientes OVNI oficiales que el Ejercitó del Aire español reconocería poseer meses después, al iniciar el proceso oficial de desclasificación. Unos documentos que, por supuesto, facilité a todos los investigadores que me lo pidieron, y que luego han sido reproducidos en numerosos libros y artículos, aunque fuese sin mencionar como se obtuvieron.
Llegué al Estado Mayor del Ejército del Aire, aquella mañana de principios de 1991, sin tener muy claro lo que iba a hacer. Anteriormente había escrito al Ministerio de Defensa español interesándome, como tantos otros investigadores del fenómeno, por la información OVNI custodiada por nuestros militares, en relación a casos concretos, pero no había conseguido nada.
En realidad, mi primera solicitud de información oficial estaba relacionada con una serie de apariciones de uno o varios humanoides en el barrio de Penamoa (La Coruña), en 1987, y los fenómenos OVNI asociados a esos incidentes. Pero Defensa se sacudió el muerto de encima obligándonos a utilizar otros caminos para acceder a los testimonios oficiales. La peregrina idea de ingresar en un grupo de paracaidistas, compartiendo rotaciones de salto con funcionarios del Ejercito del Aire o de los servicios de información, surgió ahí.
Y con mi licencia de la FENDA y mis credenciales como paracaidista recién estrenados me encaminé a las instalaciones centrales del Ejército del Aire, en la madrileña plaza de Moncloa, con la intención de ingresar en los grupos de salto del aeropuerto de Cuatro Vientos (equipos fundamentalmente militares pero que admiten a paracaidistas civiles) con la esperanza de iniciar un acercamiento a esa ansiada documentación oficial que todavía no había sido desclasificada. Hasta ese momento solo unos pocos privilegiados conocían el contenido del archivo OVNI del Ejército del Aire español, y cuales eran los expedientes que Defensa pretendía desclasificar. Pero nunca se había publicado esa información. Y no se publicaría hasta después de esa mañana…
Paulo Coelho dice que, en ocasiones, el universo conspira en tu favor, y aquella mañana me tocó a mi. No se si fueron mis gestiones previas, la alusión a mis compañeros de salto (varios de ellos militares) en el paraclub, la condición de paisano del Teniente que me facilitó la documentación, o simplemente un golpe de suerte, pero lo cierto es que tras aquella primera visita al Estado Mayor, supuestamente para ingresar en las rotaciones de salto de Cuatro Vientos, conseguí un dossier de documentos totalmente inéditos. Entre ellos el listado de los expedientes OVNI oficiales que el Ejercitó del Aire español reconocería poseer meses después, al iniciar el proceso oficial de desclasificación. Unos documentos que, por supuesto, facilité a todos los investigadores que me lo pidieron, y que luego han sido reproducidos en numerosos libros y artículos, aunque fuese sin mencionar como se obtuvieron.
Mientras visitaba varios despachos del Estado Mayor del Ejército del Aire, tuve la oportunidad de ver, en un armario, varios archivadores con los nombres de conocidos ufólogos españoles. Se trataba de abultados dossieres, en algunos casos, sobre los investigadores que habían tenido más relación, o que habían insistido más, en sus requerimientos sobre los archivos OVNI oficiales de dicho ejército. Si mi memoria no me falla las carpetas con los nombres J.J. Benítez y V-J Ballester Olmos eran las más abultadas. Pero tardaría 16 años en acceder a buena parte de los contenidos de algunas de ellas. De hecho, hace solo un par de semanas, mi fuente me facilitaba un documento histórico que resume buena parte del contenido de aquellas carpetas y archivadores.
El “Who is who” oficial
de la ufología militar en España
El “anexo B” a la Nota Informativa del 09/03/92 del Mando Operativo Aéreo, encabezada con el epígrafe “Gestión y tramitación de asuntos referentes a OVNIs”, solo ocupa 6 páginas, pero en la parte superior e inferior de todas ellas aparece el sello de “Confidencial”. Pese a su corta extensión, en este documento, aparecen reseñados los nombres de todos los investigadores que, entre octubre de 1967 y octubre de 1991, iniciaron acciones para obtener información del Ejército del Aire en relación a una materia que todavía era considerada reservada: la invasión del espacio aéreo nacional por tráficos o fenómenos de origen no identificado.
Carecemos de espacio para enunciar todas las referencias que aparecen en este documento, de valor histórico indudable para la ufología hispana, pero es imposible resistirse a la tentación de reseñar algunas de esas reseñas, y la reacción de los militares ante las mismas.
La primera solicitud oficial de información sobre OVNIs se produjo, según este documento, en octubre de 1967, y curiosamente no llegó desde España, sino desde Inglaterra. Dos ciudadanos británicos, Mr. Hennessey y Mr. Edgington se dirigían al Ejército del Aire del General Franco, desde Londres, interesándose por el avistamiento de objetos no identificados sobre Cataluña que se habían producido el 10 y 11 de septiembre de aquel año. Según este documento, posteriormente otros ciudadanos extranjeros, según algunos ufólogos españoles probables agentes de inteligencia, se interesan por el archivo OVNI del ejército español, como el norteamericano Robert Lee Taylor, que el 8 de noviembre de 1969, también se dirige al Ejército del Aire en busca de esa información.
En aquellos años, según este documento, también se produjeron comunicaciones internas motivadas por incidentes OVNI concretos, como las gestiones iniciadas el 14 de noviembre de 1967 por el EMA/3ª (Estado Mayor del Aire, 3ª Sección) al JEMA (Jefe del Estado Mayor del Aire) a raíz de dos peticiones de información sobre avistamientos protagonizados por dos aviones civiles y militares, así como por los radares de Defensa. Curiosamente, según cita el documento, ya en esa temprana fecha “se propone la creación de un Centro de Información y Análisis”.
La primera referencia a un ufólogo español conocido no aparece hasta el 22 de mayo de 1976 en se recibe una “carta de JJ Benítez solicitando conocer los casos más importantes investigados por el EdA. Al parecer el Gral Castro Cavero le confirmó que existían 20.- EMA/3ª contesta diciendo que es confidencial”.
A partir de esa primera referencia a Benítez, siguen casi media docena más, ininterrumpidas, referenciando todas las gestiones del ufologo navarro en sus intentos por arrancar más información a los miliares sobre su archivo OVNI confidencial. Incluso se referencia, el 26 de noviembre de 1976 un “Compromiso firmado por J.J.Benítez al Ingeniero Aeronáutico D. Jose Fernández-Amigo en el que éste accede a colaborar en sus artículos bajo determinadas condiciones (no mención de puesto oficial, sólo en temas técnicos y supervisión final de los trabajos”. Ese supuesto “compromiso firmado” por Benítez con los militares, ha sido una leyenda urbana que ha rotado por los mentireros ufológicos durante años, y esta es la primera mención documental a la misma, aunque por supuesto el documento original no aparece incluido en este informe.
En el dossier si aparecen posteriormente nuevas alusiones a J. J. Benítez, pero ya intercaladas entre las que los militares hacen a otros conocidos investigadores, tanto españoles como de otros países. Por ejemplo, el 11 de noviembre de 1978 fue la Federation UFO Research británica, la que insiste en acceder a los archivos OVNI del ejército español, en relación a un incidente acaecido el 6/7 de septiembre de ese año, en la Costa del Sol.
De especial interés, a mi juicio, es la mención, el 5 de diciembre de 1978, a que “el representante permanente de España en la ONU solicita información sobre un supuesto estudio de las FAS sobre el tema OVNI”. Esta mención precede inmediatamente a la primera alusión a Andreas Faber Kaiser, el director de la legendaria revista Mundo Desconocido, y quizás el investigador más audaz que nunca ha parido la ufología hispana.
Faber Kaiser fue “fichado” por el Ejército del Aire el 18 de diciembre de 1978, pero a esta primera mención seguirán otras, aún más interesantes. Por ejemplo, el 16 y 22 de noviembre de 1979, y el 13 de diciembre de ese mismo año, Faber Kaiser insiste en sus demandas de información oficial sobre los archivos OVNI militares. Denegada. Dos paginas del informe CONFIDENCIAL sobre todos los ufólogos que se interesaron por el archivo OVNI del ejercito.
La, por aquel entonces, joven ufología española, no surge en este “who is who” hasta 1989, de la mano de querido Bruno Cardeñosa, y el miembro de la “tercera generación” de la ufología española que aparece más veces referenciado en este documento. Cardeñosa se dirige al Ejercito del Aire, por primera vez, el 10 de agosto de 1989, en busca de información oficial sobre un incidente OVNI acontecido el 2 de febrero de 1989. A pesar de tratarse de uno de los macroavistamientos más polémicos de la casuística española, Defensa responde: “EdA desconoce el caso”. La misma respuesta recibe Cardeñosa cuando, en julio de 1990, vuelve a contactar con el EdA a raiz de los incidentes del 5 y 8 de marzo de ese año en EMP-Alcantarilla, y 7 de abril en Murcia.
Otros ufólogos jóvenes, como Vicente Moros, también aparecen reseñados en este listado. Y lo mismo ocurre con componentes de la llamada ufología científica. Ufólogos tan veteranos, como Jaime Cervera, del CEI, que también se puso en contacto con el Ejercito del Aire, el 11 de junio de 1990, para facilitar información sobre un “scramble provocado por un OVNI el 17 de noviembre de 1979”. La respuesta del EdA fue: “Denegado por ser información clasificada”.
Sin embargo, es Joan Plana Crivillén el que, junto con Benítez, aparece citado con más frecuencia en este documento, desde su primer contacto con el Ejército del Aire, en 1981. Curiosamente la primera mención al ufólogo más activo del CEI en este documento confidencial data de octubre de ese año. Se menciona un borrador de respuesta a Plana pero no figura la solicitud concreta que hizo. Probablemente simplemente se traspapeló.
A partir de esa fecha aparecen reseñados numerosos contactos de Plana con el Ejército del Aire. Solo en mayo, junio y septiembre de 1986 aparecen cinco referencias concretas. En Enero del 87, septiembre, octubre y noviembre del 89 y mayo, agosto y septiembre del 90, también aparecen reseñadas todas las demandas de información de Plana al Ejército del Aire, alguna sobre cuestiones militares, no relacionadas con los OVNIs. Aunque, como el 24 de septiembre de 1984, no figure la solicitud especifica, y solo que se le ha denegado información por ser todavía materia reservada.
El Movimiento Escéptico Organizado (MEO) tarda en aparecer en este documento. Pero lo hace de la mano de su fundador, Felix Ares de Blas, primer presidente de ARP, “fichado” por el Ejército del Aire el 8 de septiembre de 1984.
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