Puede afectar a peregrinos con antecedentes familiares de problemas de personalidad:
Aquellos que realizan el Camino de Santiago comparten vivencias únicas que quizás nunca vuelvan a experimentar. Ello, unido al cansancio tanto físico como psicológico, al halo de misterio que envuelve la ruta y a antecedentes familiares de problemas psiquiátricos o de personalidad, puede dar lugar al "síndrome del Camino de Santiago".
Esta nueva enfermedad mental ha sido acuñada por los especialistas del Servicio de Psiquiatría y de Atención al Paciente del Complejo Asistencial de Burgos, Maite Álvarez y Jesús de la Gándara, tras estudiar durante siete años a algunos de los 100.000 peregrinos que cada año pasan por Burgos.
De la Gándara explicó en el marco del XI Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebró en la capital gallega, que de los cientos de peregrinos atendidos en el centro, agruparon a aquellos que desarrollaban un comportamiento "anómalo, peculiar, muy extraño".
La muestra resultante fue de 38 personas que sufrían alucinaciones, delirios o paranoias. El perfil que se extrajo de los estudiados fue el de un hombre de mediana edad (unos 40 años); el 40% de los cuales presentaba transformación aguda de su personalidad y el resto tenía antecedentes psicóticos, bipolares o depresivos.
Un dato curioso es que ninguno de los pacientes con este cuadro clínico necesitó un ingreso prolongado -la estancia media fue de diez días- y, a excepción de cuatro, todos declinaron seguir hasta el final del Camino.
Misticismo, fatiga y antecedentes
Tres son los detonantes del "síndrome del Camino de Santiago": misticismo, fatiga y antecedentes familiares. Las razones que aducen los propios peregrinos para su transformación van desde las llagas de los pies, el insomnio, el tempo pausado del caminar, hasta el encuentro con la belleza de los lugares o el arte que salpica el periplo. Todo ello, junto con el abandono de posibles tratamientos, problemas de estrés y adaptación, el desorden de vida, e incluso la convivencia estrecha con personas desconocidas, actúa como desencadenante de episodios emocionales e hipersensitivos extremos. El resultado puede ser una crisis de ansiedad o la alucinación sorpresiva.
El psiquiatra puso el ejemplo de una doctora que empezó a "desvariar" y sus compañeros la ingresaron en Burgos justificando que "no era ella". Ya recuperada, esta médico indicó que "pese a ser atea, había descubierto el Camino".
No menos llamativo fue el caso de un judío errante, que había andado 100.000 kilómetros a lo largo de su vida. Ingresó y en su mente sólo cabía una idea: huir. Al recibir el alta, siguió rumbo a Santiago.
Aunque es la primera vez que se vincula la ruta jacobea con la enfermedad mental, muchos psiquiatras de hospitales del Camino admiten haber atendido a peregrinos con trastornos de personalidad, por lo que el estudio se completará con uno que abarque un tramo kilométrico mayor y a más pacientes.
Setecientos kilómetros de Camino dan para mucho. En lo personal, se comparten experiencias únicas con semejantes a los que quizás nunca se vuelva a ver. Desde el punto de vista físico, se combate el cansancio insondable con un sol justiciero o se afronta como se puede el frío y la lluvia insoportables. Más adentro, en lo tocante al alma, muchos se quedan embriagados por el halo místico y espiritual que envuelve el peregrinaje. Factores todos ellos que, en conjunción con antecedentes familiares de problemas psiquiátricos o de personalidad, provocan que el peregrino sea propenso a padecer el «síndrome del Camino de Santiago».
Tan longeva como la senda jacobea es la tradición sanadora que la jalona. Sólo en Burgos, justo en el tramo medio del Camino francés que se inicia en Roncesvalles, en el siglo XVI existían 35 hospitales para paliar los múltiples trastornos físicos y psíquicos que aquejaban a los peregrinos. Cuatro siglos después, son los doctores del Servicio de Psiquiatría y de Atención al Paciente de un centro burgalés, el Complejo Asistencial, Maite Álvarez y Jesús de la Gándara, los que acuñan la nueva enfermedad mental a raíz de un estudio desarrollado durante siete años sobre algunos de los 100.000 peregrinos que pasan anualmente por esta escala de la ruta.
No se decarta realizar un test de personalidad a todo el que se embarque en la aventura de obtener la «compostela».
- Fecha de publicación: 28 de septiembre de 2007
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