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¿QUIÉN FUÉ CARLOS CASTANEDA?

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LAS PIRÁMIDES CANARIAS



¿Legado de la Atlántida, fraude o arquitectura guanche?


En la última década del siglo veinte las pirámides volvieron a convertirse en un reto para historiadores, etnólogos y arqueólogos ortodoxos. Y esta vez fue España, concretamente las islas canarias, la elegida para manifestar un nuevo enigma piramidal. Una serie de construcciones piramidales fueron descubiertas en Tenerife y otras islas, retando a los más lúcidos y expertos investigadores del pasado.

En las Islas Canarias, al igual que en Egipto, Perú o México, existen pirámides. Eso es un hecho. Sin embargo, lo que a primera vista parece obvio despertó una encarnizada polémica entre los re-descubridores de las pirámides canarias, y la comunidad científica de la Universidad de La Laguna. Para estos últimos las pirámides no eran tales, sino "simples amontonamientos de piedras", sin ninguna función religiosa o ceremonial, y sin ningún interés arqueológico o histórico... Sin embargo, y como ha ocurrido tantas veces en el pasado, el tiempo a venido a dar la razón a los heterodoxos que descubrieron esa nueva "anomalía" histórica.

Tras una acalorada polémica que duró cinco años, los ediles del ayuntamiento de Güimar aprobaron el estudio inicial del parque etnográfico de Las Pirámides.

La Pirámides de Güimar, re-descubiertas en 1990 por la Confederación Atlántida, motivaron acaloradas discusiones en los medios de comunicación y estamentos académicos canarios, ante las dos hipótesis que pretendían esclarecer el origen de tan insólitas construcciones. Mientras un grupo de investigadores, con Emiliano Bethencourt -Presidente de la Confederación Atlántida- a la cabeza, afirman que las pirámides canarias son construcciones pre-hispánicas (relacionadas con la Atlantida), otro grupo de arqueólogos e historiadores, con la Universidad de La Laguna como ariete, que en principio consideraban las pirámides "amontonamientos de piedras", argumentan ahora que las construcciones de Güimar son solo amontonamientos de piedras realizados por los campesinos locales entre el siglo XVIII y XIX.

Sin embargo la presencia del conocido investigador Thor Heyendal en Canarias, apoyando la tesis pre-hispánica de las pirámides, ha supuesto un factor decisivo para que el Ayuntamiento de Güimar, en convenio urbanístico con el potentado Fred Olsen, decidiesen construir un parque etnográfico en el complejo piramidal de Chacona, avalando así su interés arqueológico y su origen pre-hispánico. Pero vayamos por partes.

A pesar de las críticas y oposiciones de arqueólogos e historiadores "ortodoxos", encabezados por D. Antonio Tejera Gaspar -quien ganó el premio Leoncio Rodriguez 1994, por un artículo crítico contra las pirámides-, las investigaciones han demostrado la existencia de las pirámides como tales primero, y su carácter astronómico y ceremonial después. 

La aprobación del proyecto inicial por parte de los ediles ha avivado nuevamente la polémica, y los ataques incondicionales de la comunidad científica ortodoxa. 

Historia de una polémica

Cuando en 1990, en base a la investigación de archivo y la recogida de testimonios de los vecinos de Güimar, Emiliano Bethencourt, descubrió las construcciones piramidales de Chacona (Tenerife), los historiadores argumentaron que tales construcciones eran en realidad el producto de las piedras amontonadas por los campesinos, para dejar el terreno de cosecha libre de guijarros. Sin embargo, una vez limpias de los arbustos y vegetación que las habían ocultados de indiscretas miradas durante lustros, la perfección de sus formas, los detalles como desagües y escalones en su estructura ordenada y piramidal, etc, parecían apuntar una intencionalidad claramente arquitectónica en su construcción. Además, como apunta el Centro de Estudios Aborígenes de Canarias, a muy poca distancia de algunas de las pirámides se encontraba lugares muy oportunos para deshacerse de las piedras que incomodaban la agricultura, como el barranco de la Arena.

"¿A que tanto trabajo de entongamiento de piedras, -exponía F. Paulo de Luca, del CEAC- ordenada y escalonadamente, en forma de tronco-piramidal, por unos agricultores que lo que querían era producir cuanto antes...?".

Aún así, y una vez aceptada la extructura piramidal de las construcciones, la polémica continuaba. En una encarnizada guerra dialéctica los arqueólogos, historiadores, e investigadores ortodoxos y heterodoxos, comenzaron una nueva batalla en torno a la antigüedad de las pirámides. Unos, como el profesor de Geografía e Historia Manuel Alonso Díaz, mantienen que las pirámides son una construcción canaria relativamente reciente (siglo XVIII y XIX); otros, como Fred Olsen y los intereses que representa, afirman que las pirámides son de origen guanche y de construcción pre-hispánica; y otros, más audaces, encabezados por el mismo descubridor de las pirámides, Emiliano Bethencourt, afirman que las pirámides canarias son un legado de la legendaria Atlántida.

Astrofísica e historia apoyan las pirámides

En medio de tan acalorada polémica tres astrofísicos del Instituto Astrofísico de Canarias; Cesar Esteban, Juan Antonio Belmonte y Antonio Aparicio, realizan una investigación astronómica sobre las pirámides de Güimar, publicando en junio de 1991 las conclusiones de su estudio en el boletín del mencionado instituto científico:

"(Las pirámides de Güimar) fueron utilizadas como estación astronómica, para la predicción de fechas clave del ciclo agrícola, y en consecuencia, para establecer un calendario".

Según esta investigación existen dos ejes: el de las pirámides que apunta hacia la puesta del Sol en el solsticio de verano, y un segundo que apunta hacia la salida del Sol en el solsticio de invierno. Y tras la teoría, la comprobación práctica. El 21 de julio los tres astrofísicos se desplazaron hasta Güimar para observar la puesta del Sol desde las pirámides.

"No solo nuestras predicciones eran correctas, -declararían- y el Sol se puso en el lugar esperado, sino que, además, nuestra sorpresa fue enorme cuando después de una primera ocultación en el borde interno sur de la caldera de Pedro Gil, el Sol se ocultó de forma definitiva en el extremo sur del fondo de la caldera, exactamente hacia donde apunta el eje principal del complejo de las pirámides".

Al igual que en sus "primas" egipcias o sudamericanas, las pirámides canarias están perfectamente orientadas astronómicamente, ¿coincidencia?.

Eso pretenden los historiadores más conservadores, manteniendo que la construcción de las pirámides es posterior a la llegada de los españoles. Ciertamente, la orientación astronómica no es óbice para que tales construcciones hayan sido realizadas ante o después de la "colonización" peninsular. Sin embargo existen numerosas referencias bibliográficas que parecen apuntar un origen, cuando menos prehispánico, a las pirámides canarias.

En obras como "Historia de la Conquista de las Siete Islas Canarias" de Abreu Calindo (escrita en 1602 por el insigne franciscano), o en "Historia de las Islas Canarias" de Viera y Clavijo (1772) se citan las piramides canarias. Concretamente en la obra de Galindo, y en su libro III, capítulo IV se afirma:

"Eran estos palmeros idólatras; y cada capitán tenía en su término adonde iban a adorar, cuya adoración era en esta forma: juntaban muchas piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiese tener la piedra suelta; y en los días que tenían situados para semejantes devociones suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedra y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holguras que usaban; y estas eran sus fiestas de devoción."

En su obra "Cinco años de estancia en las islas Canarias" (1891) René Verneau escribía:

"Se ve una inmensa pirámide que, con sus grandes gradas, hace pensar en las de Egipto... De lejos el parecido es completo y de cerca la ilusión no desaparece totalmente. Simplemente es una montaña de la que se cultivan sus flancos escarpados. Pequeños muros superpuestos dan la vuelta y retienen la tierra..."

En "Los germanos en las Islas Canarias" (página 85), Franz Von Loeher, enviado a Canarias por Luis II de Baviera en 1873, escribía:

"Las empinadas rocas o las pirámides hechas de piedra que indicaban los lugares sagrados, llevaban el nombre de Dios y por ellas juraban".

Uno de los documentos aportado por Bethencourth, fechado en 1511, expone:

"En los terrenos hacia el mar que parte el Camino Real que va desde Chacaica a Chogo, donde llaman Chacona, ende están las piedras ajuntadas (pirámides) ende los guanches hacia sus oráculos que está sembrado de viñas...".

La lista sería muy extensa, pero según los investigadores de la Confederación Atlantida o del Centro de Estudios Aborígenes de Canarias, las referencias bibliográficas de estos y otros autores demuestra el origen prehispánico de las pirámides, y su función mágica o ceremonial.

Esta opinión es compartida por algunos célebres y erudítos especialistas.


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