El "waverider" podría estar volando actualmente. La NASA, junto con algunas universidades, trabaja en este prototipo dentro de programas de investigación públicamente reconocidos. De hecho, recientemente una fotografía de un modelo experimentado en el túnel de viento ha llegado a la prensa norteamericana y, posteriormente, a la europea.
El concepto de "waverider", como apunta Martínez Cabeza, no es un invento reciente. La idea viene de principios de los años 50, pero la falta de aplicaciones y de herramientas de cálculo y ensayo, además de la ausencia de interés oficial, hizo que se mantuviera arrinconada.
"Waverider" viene de los vocablos ingleses "wave" (onda) y "rider" (jinete), lo que describe a la perfección el concepto al que alude. Se trata de un cuerpo capaz de volar a velocidad hipersónica, con una onda de choque perfectamente adherida a lo largo de su borde de ataque "montado" sobre ella, es decir, en la sobrepresión creada en el intradós. Los "waveriders" presentan mayores relaciones sustentación/resistencia que otros con conceptos destinados a volar a esas velocidades. Al igual que sucede con los PDE, ha sido el notable avance dado por los ordenadores a la mecánica de fluidos y a la Aeronáutica lo que ha permitido que este concepto sea evaluado de forma razonablemente precisa en lo que a sus actuaciones se refiere.
Como suele ocurrir, nada en ingeniería es la solución óptima, y los "waveriders" no son una excepción, siendo su punto débil el vuelo a bajas velocidades. Precisan, además, de una planta propulsora perfectamente integrada en su estructura, lo que a la hora de la realización práctica resulta muy complejo. En principio, el margen de velocidades de vuelo donde presentan sus buenas características (en lo que a sustentación/resistencia se refiere), parece estrecho. No obstante, es preciso considerar que ninguna de esas cuestiones resulta un obstáculo insalvable.
Las primeras aplicaciones de los "waveriders", como cabía esperar, se han buscado en el campo del espacio. McDonnell-Douglas, por ejemplo, trabaja en un vehículo de reentrada no tripulado, de carácter militar, equipado con cabezas de ataque múltiple y capaz de efectuar maniobras a altos ges. (recordemos que los cambios bruscos de trayectoria son una característica habitual de los OVNIs) para evadir a los misiles defensivos después de ser lanzado por un vehículo convencional. Pero también la exploración de otros planetas se puede ver beneficiada de este concepto aeronáutico (ahora astronáutico).
El Jet Propulsion Laboratory, de la NASA, lo tiene seleccionado como una de las posibilidades para realizar sondas destinadas a penetrar en las atmósferas de Venus y Marte, e incluso en las de los grandes planetas del Sistema Solar.
El Jet Propulsion Laboratory, de la NASA, lo tiene seleccionado como una de las posibilidades para realizar sondas destinadas a penetrar en las atmósferas de Venus y Marte, e incluso en las de los grandes planetas del Sistema Solar.
Del interés de la NASA por los "waveriders", da fe el hecho de que durante 1990 haya procedido a ensayar en el túnel aerodinámico diversas versiones de ellos, una vez analizadas debidamente mediante CFD. Hay que citar, sin embargo, que el Langley Research Center trabajó sobre ese concepto durante la década de los 60. Ensayadas tales formas, se han encontrado relaciones sustentación/resistencia, en general por debajo de lo calculado, pero en porcentajes que no han superado el 10% de desviación. No parece una aproximación excesivamente mala, máxime teniendo en cuenta que el fenómeno se ha debido a que la onda de choque figuraba ligeramente desprendida del borde de ataque, en vez de permanecer adherida a él.
Se estima que los "waveriders" son aplicables para vuelos entre Mach 4 y 25, y alturas comprendidas entre los 100.000 y los 300.000 pies, pero requieren que la planta propulsora esté perfectamente integrada en la estructura. La disipación del calor es un punto crítico, puesto que las estimaciones teóricas establecen que un "waverider" volando a Mach 6 alcanzaría en su revestimiento temperaturas entre 800 y 2000 ºC.
Es interesante citar que los modelos ensayados en túnel se ajustan sensiblemente a la forma en planta triangular de lados curvados que tantos testigos afirman haber observado en USA. Pero, por supuesto, la NASA y la USAF han negado sistemáticamente que prototipos de "waverider" estén volando por el país.
En un artículo antes citado de la revista del Ministerio del Aire español se concluye: "...pero como en todos estos casos sucede (de prototipos secretos confundidos con OVNIs), hay que dejar al menos el beneficio de la duda, más aún cuando la experiencia ha demostrado que, puestos los medios económicos y técnicos necesarios, la industria de EEUU ha sido capaz de producir aeronaves muy por delante del estado del arte de su época de desarrollo, borrando en tales ocasiones la frontera entre la Ciencia Ficción y la realidad. Puede muy bien suceder que estemos ante una de esas ocasiones históricas".
La conclusión ante este cúmulo de evidencias científicas sobre los más sofisticados diseños aeronáuticos norteamericanos es clara. Cuando alguien alega que en la tierra "no existe tecnología suficiente para hacer lo que hacen los OVNIs en vuelo", tal vez debería pensar por un momento qué conoce de la sofisticada tecnología militar que ya existe en la Tierra.
Insisto nuevamente en que si el B-2, el F-117, o el A-12 son ya conocidos y reconocidos públicamente, y el maravilloso "Aurora" o los increíbles "waveriders" van camino de serlo, la tecnología realmente puntera que en 1994 estén desarrollando los laboratorios militares estará a años luz de estos diseños. ¿Y dónde puede haber llegado entonces?
© Carballal,1991
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