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¿QUIÉN FUÉ CARLOS CASTANEDA?

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PILOTOS Y CONTROLADORES TESTIGOS DE AVISTAMIENTOS


Al igual que con otras profesiones prestigiosas, los más desinformados han asegurado que "los OVNIs no existen porque los pilotos que viven cruzando diariamente el cielo, no los han visto...". Nada más incierto. 



Sólo en España existen más de un centenar y medio de episodios OVNI conocidos, protagonizados por pilotos civiles de distintas compañías aéreas. Y conviene tener muy presente que este tipo de testigos son excepcionalmente interesantes por su formación y capacidad. 

Y es que no sólo son entrenados estos profesionales para evitar cualquier incidente durante sus vuelos con todo tipo de fenómenos naturales por anómalos que sean (auroras boreales, rayos globulares, nubes lenticulares, inversiones térmicas, halos solares, refracciones luminosas caprichosas, fuegos fatuos, etc.), que lógicamente saben identificar, sino que periódicamente han de ser sometidos a chequeos físicos y psíquicos rigurosamente estrictos, en tanto han de responsabilizarse de las vidas de todos sus pasajeros. 

Así, hemos de presumir que los pilotos comerciales, con millares de horas de experiencia a sus espaldas, están psicológicamente equilibrados y sobradamente capacitados para identificar cualquier fenómeno aéreo, sea mecánico (otros tipos de aeronave) o natural. Aunque a menor escala, esta capacidad de identificación de objetos volantes, mayor a la del ciudadano medio, se da en otro tipo de testigos relacionados de una u otra forma con la aeronáutica: controladores aéreos, radaristas, o incluso paracaidistas militares. Todos ellos acostumbran a manejarse entre los distintos tipos de aeronaves terrestres civiles o militares que, en algunas ocasiones, un testigo inexperto podría confundir con un OVNI. 



El 14 de Marzo de 1986, el Caballero Legionario Paracaidista Fernando Abelenda observaba, junto con varios compañeros de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares. una "estrella de Belén" sobrevolando descaradamente la referida ciudad madrileña. Acostumbrado a utilizar distintos aviones y helicópteros militares durante sus entrenamientos, Abelenda aseguraba que aquel objeto no tenía nada que ver con las aeronaves que él conocía. Unos años después, en Marzo de 1990, eran casi medio centenar de paracaidistas de dicha brigada los que observaban dos OVNIs. 

En su día, y a través de las estrategias de ingresar en un club de paracaidismo deportivo, yo mismo tuve la oportunidad de entrevistar a paracaidistas, pilotos, radaristas y controladores que habían protagonizado en España episodios OVNI. 

La lista de profesionales del aire con dichas experiencias es demasiado extensa, pero algunos casos son especialmente sorprendentes. 

El 19 de Septiembre de 1985 un gigantesco objeto permanecía suspendido sobre Buenos Aires durante varias horas. Durante ese tiempo militares argentinos pudieron contemplar, filmar y fotografiar aquella "nave nodriza" y los pequeños objetos que parecían surgir de su interior. Desde el Observatorio Meteorológico de La Plata, por cierto, varios astrónomos seguirían y fotografiarían el fenómeno. 

Desde la Base Radar del Bunker militar de Merlo, Guillermo Marino, radarista formado técnicamente en los Estados Unidos, sería uno de los controladores que seguiría absorto las evoluciones del gigantesco OVNI a través de la aséptica pantalla de radar. Según nos relató durante su estancia en Vigo, el objeto podría medir, según la apreciación del radar, más de 1 kilómetro. 

En España no faltan testimonios similares; controladores y radaristas como José Mª Naranjo, Luis Fernández, el teniente Antonio Paule, el Brigada Javier Padilla, o Pedro Díaz Moreda, controlador de la Torre de Control del Aeropuerto de Barajas que, junto al controlador de Paracuellos siguieron en los radares las evoluciones y posterior división en tres objetos, del OVNI observado el 10 de Marzo de 1979 por, al menos, tres tripulaciones de aviones comerciales en vuelo, son sólo algunos ejemplos. 

En estos casos ni siquiera el argumento del nerviosismo o la emotividad como móvil para fabular un avistamiento son válidos. ¿Se sugestionan también los radares? 

Pese a ello, muchos controladores y pilotos aún temen confesar públicamente sus avistamientos por temor al ridículo y a la burla de sus compañeros. 

Nosotros hemos entrevistado comandantes en pleno vuelo que reconocían haber visto OVNIs, ante el asombro de sus copilotos, al que nunca le habían confesado su experiencia por temor a la incomprensión. 

Sin embargo, cada vez más pilotos rompen el silencio, en ocasiones motivados por el fuerte impacto de su experiencia. Incluso los más escépticos cambian de opinión radicalmente al convertirse, directa o indirectamente, en protagonistas de un episodio OVNI.

A media tarde del 5 de Noviembre de 1990 entrevistábamos en pleno vuelo Iberia 581 Barajas-Labacolla al comandante Recarte y a su segundo a bordo. El escepticismo de ambos era total. Poco después de que aterrizásemos en Santiago, dicho aeropuerto gallego sería testigo de excepción, con pilotos y controladores incluídos, del paso de un extraordinario fenómeno luminoso que sería observado en todo el norte español, así como en Francia, Italia, Inglaterra, Alemania y Bélgica. Países en los que numerosas tripulaciones de aviones en vuelo, así como radaristas y controladores, también contemplaban y fotografiaban el fenómeno. 

Más aún, en algunas ocasiones el comandante no sólo observa un fenómeno luminoso o incluso una nave sólida no identificada, y no sólo los radares constatan objetivamente tal observación, sino que incluso llega a producirse algún tipo de comunicación entre el OVNI y la aeronave. 

Uno de los casos más extraordinarios fue el protagonizado por el comandante Juan Ignacio Lorenzo, piloto de 57 años y 28.000 horas de vuelo de experiencia regresando de Londres a Alicante. 

De repente, una enorme luz se precipitó hacia el avión, causando el temor del comandante a una colisión, pero deteniéndose a 10 metros escasos del fuselaje y manteniendo esa situación. Durante cinco minutos el OVNI evolucionó alrededor del avión de Ignacio Lorenzo quien, hasta aquel momento, era un absoluto escéptico en lo referente a los OVNIs. 

Ante tan anómala situación, el comandante Lorenzo estableció un código elemental de luces para intentar comunicarse con el objeto: "dos encendidos, sí; tres encendidos, no. "

A la pregunta de si eran amigos -recuerda Juan Ignacio Lorenzo- me respondieron sí, con respecto a mi código, y a otras preguntas, como si eran de esta galaxia o si nos observaban, etc., me respondieron apagándose o encendiéndose...". 

Posteriormente, el comandante Lorenzo sería requerido por el Teniente Coronel Aleu, Jefe del Area de Alerta y Control, para ser interrogado por la investigación oficial del caso. 

Según el resultado público de dicha "investigación", el veterano comandante Juan Ignacio Lorenzo y su tripulación habían estado dialogando con el planeta Venus. (¡) Andrés Ciudad, Antonio Miralles, Paco Andreu, Carlos Remacha, José Arroquia, José Luis Rodríguez Bustamante, Francisco Javier García, Gregorio Ramos Ramos, Justo Funes, Carlos García, Pedro Collantas, Rafael Frías, Francisco Daza... 

La lista de los pilotos españoles que han visto OVNIs sería interminable. Según una reciente encuesta, coordinada por Javier Sierra en 1992, hasta un 29% de los pilotos españoles podría haber vivido un episodio similar. ¿También deliran estos profesionales del aire, a los que, sin embargo, confiamos nuestras vidas?

CONCLUSIÓN 

Pilotos, radaristas, controladores aéreos, astronautas, metereólogos, astrónomos, físicos, políticos, presidentes, policías, militares, ufólogos... Evidentemente el peso testimonial de la realidad, indiscutible e incuestionable, del fenómeno OVNI, es tan sólida que resulta absurdo negarla. 

Cierto es que todo humano es susceptible de confusión con fenómenos naturales que pueden convertirse en OVNIs al desconocer el testigo su naturaleza, pero precisamente por ello este tipo de testimonios tienen especial valor al provenir de profesionales sobradamente cualificados para identificar todo tipo de objetos volantes, o bien por el riesgo en que ponen su credibilidad profesional y pública. Sin entrar en una u otra hipótesis (terrestre, extraterrestre o paraterrestre) para pretender explicar tales episodios, lo cierto es que el enigma OVNI supone uno de los retos más estimulantes para nuestro intelecto, y los testimonios de alta credibilidad así lo demuestran. 

© Carballal, 1991


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