Resulta reconfortante volver a sumergirnos en aspectos más gratificantes de budismo e hiduismo nepalíes, como la conversación con un plácido lama, el conocimiento de la medicina ayurvédica o las leyendas del “abominable hombre de las nieves”.
Un enclave fundamental, para retomar de nuevo la serenidad puede ser la colosal stupa de Swoyambhunath, una de las más antiguas del mundo. Esta en lo alto de una colina desde la que se admira todo Katmandú, y quizás por la abundancia de simios, que a veces acosan a los viajero, se conoce también como templo de los monos. No es difícil ver como algún turista despistado intenta acariciar a los simios, creyendo que se encuentra ante mascotas de algún circo… y claro, suele pagar el precio.
Continuamos nuestro viaje, imposible de resumir en un artículo, visitando la ciudad de Nargarkot y en lo alto de una colina, situada al norte de Bhaktapur, visitamos también el templo de Changu Narayan, dedicado al dios Vishnu. Templo construido en el siglo IV y considerado el más antiguo del valle de Katmandú, donde se conserva la inquietante estatua de Narshingha, mitad humano y mitad león. Merecería todo un estudio el simbolismo que encierran esas representaciones de los dioses, que ya existían 2500 años antes del cristianismo.
En Bhaktapur, llamada tambien “la ciudad de los devotos”, merece la pena disfrutar de la famosa Plaza Durbar, donde se encuentra la Puerta de Oro y el famoso palacio de las 55 ventanas; la Puerta del León. También en Bhaktapur se encuentra el Templo Nuatpoola, el Templo de Bhaairab y el Templo de Dattratraya. Los secretos, manuscritos y tradiciones que encierra cada uno de ellos merecería todo un volumen… o varios.
Como merecería un estudio riguroso la influencia que algunas creencias religiosas y/o esotéricas comienzan a ejercer en la tradición nepalí. Los miles de aventureros y viajeros, como el controvertido Aleiser Crowley, que han peregrinado hasta las nevadas cumbres del Himalaya durante el ultimo siglo, han ido dejando una semilla que poco a poco comenzó a germinar, introduciendo elementos ajenos a las tradiciones budistas y animistas entre los nativos.
Por esa razón en Patan, Katmandú o Pokara ya podemos encontrar curanderos y videntes que combinan sistemas de adivinación tradicional, como los huesos de yak, etc, con mancias importadas por los extranjeros, como las cartas del tarot o las cartas astrales…
Algunos sherpas ya, incluso, se atreven a especular con la posibilidad de que el Yeti no sea un pariente lejano del Homo Neardentalensis… sino una criatura extraterrestre…
La globalización también afecta al pensamiento mágico.
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