Mucho antes de que Hitler utilizase la esvástica como emblema de su movimiento, ese símbolo era utilizado por los pacíficos monjes budistas del Tíbet. De hecho, quienes hemos tenido la oportunidad de visitar monasterios budistas en Asia nos hemos encontrado en multitud de ellos con la esvástica decorando sus altares y oratorios. Y hemos podido presenciar más de una vez el comentario de algún turista ignorante: «¡Coño, estos lamas son nazis!»
Por cierto, en algunos de esos mismos monasterios podemos toparnos con el famoso símbolo )+(, que también existía en el budismo primitivo, tan familiar para Jordán Peña.
Y el racismo que tanto, y tan merecidamente, reprochamos a los represores nazis no se originó en una visión espontánea y psicótica del Führer, sino que ya existía siglos antes del nacimiento de Hitler. Tal vez, quienes mitifican la supuesta capital espiritual del mundo y la trascendente esencia mística de la India deberían reflexionar sobre el hecho de que la invasión aria en ese país, que generó la cultura védica e hinduista que todavía veneran hoy hippies, esotéricos y new age es la misma que originó el brutal y deshumanizador sistema de castas que rige la sociedad hindú.
Esos mismos Vedas, que supuestamente conservan la esencia espiritual de nuestro mundo, son los textos que justifican la abismal diferencia existente entre un Sudra y un intocable... más o menos la misma diferencia que los alemanes de 1933 intuían entre un oficial de la SS y un judío, un lisiado, un negro o un homosexual...
En realidad, la justificación ideológica es la misma. Y, como apuntaba acertadamente Lincoln «ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otros sin su consentimiento», ni siquiera un «espiritual» santón hindú.
Desde un punto de vista exclusivamente histórico, las creencias esotéricas, los postulados raciales y las consideraciones geopolíticas de los visionarios SS pueden parecernos absurdas, ridículas y hasta deleznables. Pero esas creencias, hábilmente manipuladas por los técnicos propagandistas de Goebbels, cambiaron la historia de Europa y produjeron millones de muertos. Para que luego digan que las creencias no matan...
Lo curioso es que, en la actualidad, esos mismos propagandistas intentan recuperar esas creencias para afianzar sus aspiraciones políticas y abonar el terreno para su anhelado retorno. Algo que ha preocupado mucho al Cesid.
Volviendo a la SS, evidentemente los componentes de la Orden de los Caballeros Negros de Himmler no sólo eran los individuos racialmente más puros del Reich. Entre sus oficiales se encontraban importantes componentes de la burguesía alemana de la época y de su intelectualidad más preclara. Y eso no deja de ser un motivo de reflexión. Como responsables de dejar la semilla del futuro en las nuevas generaciones de líderes, que dirigirían el futuro de Europa, los oficiales de la SS eran la élite racial, social y cultural de Alemania y, a la vez, los más influenciados por el componente esotérico del Reich.
Tanto su nivel cultural como sus conocimientos esotéricos resultan evidentes para quienes hemos tenido la oportunidad de interrogar a alguno de los ex oficiales de la SS que todavía viven ocultos en la España del año 2000. Ancianos débiles y decrépitos, en muchos casos, pero que han conseguido sembrar sus creencias en nuevas generaciones de hitleristas. Esos SS que consiguieron escapar del juicio de Nuremberg o los miembros de cualquier otra unidad del Reich tenían algo en común: su firme convicción en que una causa superior guiaba la mano del Führer y, con ella, los destinos de Alemania.
Y no sólo las hábiles maniobras propagandísticas de Goebbels, con las profecías y videncias que auguraban éxitos al nazismo —videncias en las que Goebbels no creía pero que sabía manipular en beneficio del régimen—, conseguían subyugar al pueblo alemán. Pero eran un elemento más en una vasta campaña de mentalización que Hitler inició desde su llegada, al poder y que incluía la enseñanza en todos los colegios del país de las leyendas germánicas, de las tradiciones indoeuropeas y de la mitología nórdica, unidas a las recientes teorías eugenésicas.
Esa mentalización sistemática de que Alemania había heredado el legado de una raza superior fue la anestesia que precisaban los corazones y los cerebros del pueblo para consentir y/o participar en las mayores barbaridades que puede cometer un ser humano con otro ser humano. Como ocurre en todas las guerras.
Nota:
Durante mis investigaciones sobre las sectas satánicas en España descubrí que algunos grupos, como el Templo de Set o la Iglesia de Satán, habían comenzado a sustituir sus antiguas prácticas de tantra y «alquimia sexual», por prácticas paramilitares cercanas al esoterismo SS, a causa del temor al Sida. Por esa razón, algunos líderes satánicos han aproximado sus líneas doctrinales al Hitlerismo Esotérico en los últimos quince años. Si nadie lo impide, publicaré en el futuro estas investigaciones.
Comentarios
Publicar un comentario